domingo, 29 de abril de 2018

Trastornos alimenticios

TRASTORNOS ALIMENTICIOS
Saludos, estudiantes
Comparto información que tomé de otras páginas para facilitarles su búsqueda, de los trastornos alimenticios menos difundidos. Por ello, de anorexia y bulimia solo consideré imágenes.
Al final agregué los enlaces de donde extraje la información. Éxitos en su trabajos académicos...





Permarexia
No existe casi nadie que -al intentar una dieta- no haya contado cada caloría que tenía el alimento que se llevaba a la boca. 56 la manzana, 100 el plátano, 22 la sandía. Ahora, vivirse la vida en ello parece ser una adicción tan importante como la adicción a la comida. Aunque no está dentro de los trastornos alimentarios reconocidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), la permarexia está siendo considerada por los expertos como un pre trastorno alimentario. Así lo señala el psicólogo de Clínica Santa María, Raúl Carvajal. “Efectivamente, es una preocupación en las consultas porque hay personas que están manifestando una cierta obsesión por controlar en detalle lo que comen en términos calóricos porque piensan que todo engorda”, explica. La permarexia está definida como la preocupación obsesiva de contar las calorías, saber cuántas tienen cada alimento y elucubrar cómo quemarlas, sin que la mayoría de las veces, se llegue a concretarlo
Cualquier persona que quiera mantenerse en un peso saludable tiene que tener una conducta efectiva y acceder a una pauta de alimentación saludable donde los ejercicios son parte de la dieta. Pero ojo, que no hay que considerarse permaréxica por preocuparse de las colorías, ya que el pre trastorno se “diagnosticaría” cuando las características descritas llegan a extremos obsesivos y límites.



Vigorexia:
Obsesión por un cuerpo musculoso
En 1993, el psiquiatra estadounidense Harrison G. Pope acuñó el término vigorexia, conocido como una obsesión por tener un cuerpo musculoso. La sociedad está cambiando muy deprisa y con ello los problemas de la población. Algunos de estos cambios desfavorables implican la aparición de nuevos trastornos, como la vigorexia y la ortorexia (preocupación excesiva por ingerir sólo alimentos «sanos»).
Es un trastorno mental no estrictamente alimentario, que se conoce también como complejo de Adonis. Las personas que sufren vigorexia tienen una obsesión tan grande por verse musculosas que se miran todo el rato en el espejo y nunca están satisfechas. Este sobredimensionado culto al cuerpo se manifiesta por una práctica excesiva del deporte, provocada por una obsesiva preocupación por el aspecto físico, y tiene como meta principal la obtención de una mayor masa muscular. Así, además del ejercicio, también modifican su alimentación, supeditándola a la consecución de sus objetivos. Todo ello les lleva a suprimir las grasas de la alimentación y a consumir proteínas e hidratos de carbono en exceso, con consecuencias negativas para la salud.
La vigorexia afecta sobre todo los hombres, aunque también puede darse en mujeres. La práctica de deporte moderado resulta muy saludable para el organismo. Sin embargo, los afectados por la vigorexia muestran una preocupación excesiva por el aspecto físico que conlleva que la musculación a través de una actividad física pase de ser un objetivo saludable a un desorden emocional elevado a la categoría de obsesión. Esta ansia por adquirir a toda costa una apariencia atlética puede llevar al consumo de sustancias perjudiciales para el organismo. Las consecuencias de este t rastorno tienen reflejo en la salud y en la conducta social de los que lo sufren.
Podría decirse que quien sufre de vigorexia es una persona insatisfecha con su propio cuerpo que se ve demasiado delgada y busca con el ejercicio adquirir el volumen deseado. Además de la práctica desmesurada de ejercicio, esta alteración da lugar (por una serie de reacciones que se dan en nuestro organismo en el que están involucradas hormonas y neurotransmisores) a un proceso de dependencia de la realización de ejercicio físico.

Ortorexia:
Cuando la obsesión por comer sano se convierte en un problema
La Ortorexia es una enfermedad relacionada con los trastornos del comportamiento alimentario. La diferencia de la ortorexia con los otros trastornos alimentarios está en que, mientras en la anorexia y la bulimia el problema gira en torno a la cantidad de comida, en la ortorexia gira en torno a la calidad.
Se entiende por ortorexia la obsesión patológica por la comida biológicamente pura. Las víctimas de esta enfermedad sufren una preocupación excesiva por la comida sana, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida. Podríamos decir que es un comportamiento obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación de qué comer y la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer, el cual hace que los afectados tengan "un menú en lugar de una vida».
Para que podamos realizar un diagnóstico de Ortorexia deben darse los siguientes criterios:
  • Pasa más de 3 horas al día pensando en su dieta sana
  • Obsesión desordenada para comer alimentos sanos (naturales).
  • Excluye de la alimentación carne, grasas y alimentos tratados con herbicidas o pesticidas.
  • Se preocupa más de la calidad de los alimentos que del placer de comerlos.
  • A medida que aumenta la psicocalidad de su alimentación disminuye su calidad de vida.
  • Nunca se salta la dieta, ni siquiera en ocasiones especiales y si lo hace se siente culpable.
  • Planifica hoy lo que comerá mañana.
  • Su manera de comer lo aísla socialmente.
Estos son algunos de los criterios para diagnosticar al paciente que padece de ortorexia. Los síntomas de la enfermedad van desde la depresión, ansiedad, hipocondrías, hipervitaminosis o en su defecto hipovitaminosis y en fases avanzadas trastornos obsesivos compulsivos respecto la alimentación.
Consecuencias: Esta patología puede tener graves efectos sobre la salud. Por ejemplo, la supresión de grasas puede comprometer la ingesta de vitaminas liposolubles y ácidos grasos, ambos imprescindibles para el organismo. Sin carne, los niveles de hierro se desploman y, aunque los vegetales también aportan proteínas, son de calidad inferior.
También puede conllevar carencias nutricionales si el ortoréxico no sustituye los alimentos que rechaza por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales. Esto se traduce en anemia, falta de vitaminas o de oligoelementos, y/o falta de energía.
Además, no sólo constituye un mal a nivel físico. A nivel psicológico también produce un trastorno que en la mayoría de los casos debe ser tratado por un especialista.
Tratamiento: Al igual que la anorexia, la bulimia y todos los trastornos alimentarios, es más costosa la recuperación psicológica que la física, ya que se deben eliminar todas las conductas que el ortoréxico ha ido adoptando a lo largo de un periodo de tiempo bastante extenso.

La sadorexia
Es un trastorno alimenticio poco conocido, ya que se trata de una evolución de la anorexia tradicional. Es lo que se llama un trastorno alimenticio de segunda generación y que debemos tener presente, pues es mucho más serio que la anorexia en sí misma, pues mezcla los síntomas de ésta con el auto maltrato físico de las personas enfermas. Es necesario que conozcamos lo que este trastorno alimenticio puede hacer en nosotros.
Como su nombre indica, la sadorexia mezcla la anorexia con el sadomasoquismo, es decir, no comer con el maltrato físico. Esta enfermedad conjuga a la perfección comportamientos propios de la anorexia y la bulimia, como no comer, provocarse el vómito… Junto a esto lo que los enfermos suelen hacer es provocarse dolor mediante autolesiones que llevan a cabo en su propio cuerpo para evitar así las ganas de comer. El castigo físico es una manera de acabar con la ansiedad que causan las ganas de comer. De esta manera lo que se consigue es acabar con el hambre que causa la falta de alimento, y así adelgazar mucho más deprisa.
Es el punto más extremo de la anorexia, y las personas que la padecen suelen alcanzar una delgadez máxima que las deja sin fuerza para poder enfrentarse al día a día y dañar así gravemente el organismo de las personas afectadas por este trastorno. Las personas que padecen algún trastorno alimenticio por lo general suelen tener muy baja autoestima y sensación de no tener el control sobre su vida. Por este motivo recurren a controlar la alimentación, que es la única vía de escape. En el caso de la sadorexia esta sensación de control sobre el propio cuerpo es mayor, ya que las autolesiones hacen a los enfermos sentir menos ansiedad.
Es importante que tengamos en cuenta la existencia de este trastorno, ya que están aumentando los casos de personas que se maltratan físicamente para desviar la atención del hambre y así evitar comer para mantenerse delgados. Como en todo trastorno alimenticio, la sadorexia requiere de un tratamiento psicológico para hacer que esas personas dejen de maltratarse a sí mismas y vuelvan a dotar a su cuerpo de los nutrientes necesarios para poder vivir 
Drunkorexia:
Es un problema que afecta sobre todo a los adolescentes y jóvenes, que beben alcohol para conseguir la aceptación de los demás y se sienten obligados a mantenerse delgados por la misma razón: en nuestra sociedad, y especialmente en esas edades, la obesidad es vista como una debilidad personal que descalifica a quien la padece y lleva a la marginación.
La drunkorexia –vocablo derivado del inglés drunk, ‘borracho’; y el término orexia, ‘apetito’– tiene consecuencias que van más allá de lo psicológico. Los especialistas señalan que la también llamada alcohorexia o ebriorexia es grave entre las mujeres, que sufren más presión para mantenerse esbeltas. Sus hígados necesitan menos alcohol que los masculinos para deteriorarse:con un 60 % menos pueden sufrir las mismas cardiopatías relacionadas con la bebida que los varones. 

La drunkorexia es un nuevo trastorno alimenticio que consiste en dejar de comer para poder beber licor sin que se pueda subir de peso. Esta enfermedad mezcla la anorexia y el alcoholismo, ya que la persona reemplaza los alimentos por las bebidas alcohólicas.
Las más propensas a sufrir este trastorno son las mujeres, ya que en su búsqueda de no ganar peso pero sí de disfrutar de las fiestas, dejan de comer para no acumular tantas calorías.
Según el doctor Adelardo Caballero, director del Instituto de Obesidad de España, esta enfermedad puede causar graves daños en el hígado. Asimismo, son más propensas a sufrir problemas de cardiopatía.
Es recomendable estar atentos a algunos síntomas como: el mal carácter, la pérdida notable de peso, el deterioro físico, entre otros.

La potomanía 
Es un trastorno alimentario no especificado (TANE) que se define como el deseo de beber grandes cantidades de líquido, generalmente agua, de manera compulsiva y sin que exista una sensación previa de sed. También se denomina polidipsia psicogénica.
Esta ingesta masiva proporciona a la persona afectada una sensación placentera, por lo que puede llegar a ingerir entre 8 y 15 litros de agua, dependiendo de la gravedad del caso.
Beber más de dos o tres litros de agua diarios deja de ser beneficioso para el organismo y resulta nocivo para la salud, porque puede alterar el correcto funcionamiento de los riñones y la composición de la sangre (que debe contener un 8% de agua), y pone en peligro el equilibrio de fluidos y electrolitos dentro del organismo.
Causas de la potomanía
El hipotálamo es una región cerebral que, entre otras funciones, es responsable de que se mantenga la cantidad de agua necesaria para el organismo y de advertir de la falta de líquido emitiendo la señal de la sed. Una alteración en el mecanismo de funcionamiento del hipotálamo podría provocar episodios de potomanía (potomanía neurológica), pero los expertos coinciden en que esto es sumamente extraño, por lo que asocian el trastorno con un desequilibrio psiquiátrico y es que, en general, los trastornos alimentarios están relacionados con problemas psicológicos y desórdenes de la personalidad.
Existen diversos factores de riesgo que pueden influir en la aparición de este trastorno:
  • Ciertas enfermedades mentales, como trastornos de la personalidad, cuadros delirantes y síntomas histéricos.
  • Enfermedad renal crónica.
  • Desórdenes orgánicos o patologías hormonales (como la diabetes mellitus, uno de cuyos síntomas es, precisamente, la polidipsia o exceso de sed).
  • Padecer anorexia nerviosa. En este caso el afectado bebe gran cantidad de agua, bien con el objetivo de saciarse sin ingerir calorías, o bien para incrementar el peso corporal justo antes de acudir al especialista para pesarse y, de este modo, engañar al profesional.
  • Uso de medicamentos, como antiinflamatorios no esteroideos, diuréticos tiazídicos y litio, que interfieren con la función del riñón, y fármacos anticolinérgicos, que provocan sequedad de boca, entre otros.
  • Alteraciones en el funcionamiento del hipotálamo.
La ortorexia:
Es un trastorno del comportamiento alimentario que consiste en la obsesión por consumir alimentos que el afectado considera saludables, rechazando todos aquellos que no pueden incluirse en esta categoría desde su punto de vista.
·         En un principio, la ortorexia puede parecer que se trata de un comportamiento adecuado (comer sólo productos sanos y naturales), y que va a resultar beneficioso para el organismo del que lo practica. Sin embargo, puede convertirse en un serio problema y ocasionar graves repercusiones, tanto sobre la calidad de vida como sobre la salud.

·         ¿A quién afecta la ortorexia?

·         Cualquiera puede desarrollar esta inclinación patológica, aunque las personas más vulnerables son aquellas muy exigentes consigo mismas y con los demás, con un carácter recto y estricto, a las que les gusta planificar y llevar un control exhaustivo sobre su vida y sus actividades cotidianas.
También son más propensas las mujeres y los jóvenes y, en general, todos aquellos excesivamente preocupados por su físico, ya que la decisión de ingerir “sólo alimentos sanos” está asociada a conseguir y mantener una buena imagen corporal. Este deseo de alcanzar la belleza física a través de la dieta recuerda a otros trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia y la bulimia.

Las personas que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo en algún grado, así como aquellas que han sufrido anorexia nerviosa, tienen también más posibilidades de caer en la ortorexia.

Los deportistas constituyen otro grupo de riesgo debido a que cuidan especialmente su alimentación, o la adaptan a su tipo de entrenamiento, de forma que terminan por consumir únicamente aquellos alimentos que consideran adecuados para fortalecer sus músculos o mejorar su rendimiento físico.

La pregorexia
Es un trastorno alimentario que afecta a las mujeres embarazadas que quieren mantener su peso corporal. Se puede incurrir en la restricción de calorías y nutrientes, la realización de ejercicio extremo y la combinación de atracones y purgas. Víctor Martín, jefe de la Unidad de Ginecología y Obstetricia de Hospital Quirón de Valencia, explica que “es un término procedente del inglés, de la palabra pregnancy y anorexia”.
“Es frecuente que la gestante que desarrolla pregorexia tenga previamente algún tipo de trastorno alimentario, pero igualmente puede desarrollarse en mujeres sin ningún antecedente previo”.
No obstante, aunque el 30 por ciento de las mujeres no se nutren lo suficiente durante el embarazo, “eso no quiere decir que sea debido a la pregorexia. De hecho, solo una minoría de las mujeres embarazadas se ven afectadas por este desorden de la alimentación”, afirma el ginecólogo.
Además, según los expertos, las mujeres que han sufrido trastornos de la alimentación en el pasado son más propensas a sufrir pregorexia, si bien, haber padecido un trastorno de este tipo en el pasado no es garantía de sufrir pregorexia durante el embarazo. De hecho, “algunas mujeres superan el trastorno anterior y se aceptan tal y como son, incluso, durante el periodo de gestación”, señala Martín.
Qué consecuencias tiene la pregorexia
De cualquier modo, las mujeres que lo padecen pueden sufrir problemas, tanto ellas como el feto. En el caso de las embarazadas, Martín advierte que pueden tener:
  • Hipertensión.
  • Disminución en el volumen de líquido amniótico.
  • Desnutrición.
  • Descalcificación ósea.
  • Piel seca, agrietada y deshidratada.
  • Bradicardia y arritmias.
  • Baja producción de leche materna.
  • Desprendimiento placentario.
El bebé, por su parte, se puede ver afectado de las siguientes maneras:
  • Parto prematuro.
  • Aumento de la probabilidad de complicaciones durante el parto.
  • Aumento de la probabilidad de fallecimiento del bebé durante el primer mes de vida.
  • Bajo peso.
  • Bajos valores de Apgar al nacer.
  • Aumento de la probabilidad de retraso mental.
  • Insuficiencia respiratoria.
  • Alteraciones neurológicas.
  • Déficit de atención con hiperactividad.

Además de todos ello, Martín revela que investigaciones realizadas a hijos de mujeres que han manifestado la enfermedad concluyen que poseen un coeficiente intelectual más bajo, sus cabezas son más pequeñas y sufren una serie de impedimentos emocionales y fisiológicos durante su vida.
Por qué se da este problema
El origen del problema se debe a factores psicológicos, biológicos e interpersonales que predisponen en una persona el desarrollo de un trastorno de este tipo.
“La principal causa de este trastorno es la presión social que existe sobre los patrones estéticos, y la excesiva intoxicación por parte de los medios de comunicación, que bombardean constantemente con anuncios sobre el cuerpo 10. Es habitual encontrar en las revistas, reportajes de mujeres famosas que se mantienen en forma durante el embarazo y tras el parto”, destaca Martín.
Los síntomas que sufren estas mujeres son los indicados por el ginecólogo:
  • Poca ganancia o pérdida de peso durante el embarazo.
  • Restricción de la mayoría de grupos de alimentos.
  • Sentimientos de miedo excesivo o ansiedad por la ganancia de peso.
  • Exceso de ejercicio para no ganar peso.
  • Inducción al vómito tras las comidas.
  • Fatiga excesiva.
  • Mareos o dolores de cabeza
  • Evitar comidas para no engordar.
  • Dificultad en la concentración.
  • Obsesión por la reducción de peso.
     
Soluciones
Al tratarse de una enfermedad de base psiquiátrica, para el tratamiento de la pregorexia es necesario un equipo multidisciplinar especializado en este tipo de alteraciones que incluya un psiquiatra, obstetra, psicólogo, dietista-nutricionista y enfermero.
También “es importante intentar normalizar las horas de las comidas y crear un ambiente relajado y distendido durante las mismas para rebajar la tensión”, explica.
La familia no debería perder de vista a la mujer pregoréxica, pero sin forzar o agobiar con las cantidades de los platos o los ingredientes utilizados, ya que puede ser contraproducente y empeorar el pronóstico.
Martín recuerda que se aconseja un aumento de peso de al menos entre 9 y 12 kilogramos, puesto que el peso del bebé junto con el de la placenta y el líquido amniótico corresponde a unos 7 kilogramos, más o menos.
“Los aportes diarios recomendados son 2000 kilocalorías en el caso de una mujer con actividad media durante el primer trimestre y entre 2250 y 2500 kilocalorías durante el tercer trimestre de embarazo”.

Trastorno alimentario compulsivo
Darse un atracón significa comer, en poco tiempo, cantidades más grandes de comida de las que la mayoría de las personas comerían en una situación similar. Una persona con este trastorno alimentario se da atracones en forma regular durante varios meses. Cuando usted se da atracones, podría sentir que no puede controlar lo que come y luego podría sentirse infeliz por ello.
El trastorno alimentario compulsivo no es lo mismo que la bulimia. A diferencia de la bulimia, si usted tiene un trastorno alimentario compulsivo, no vomita ni intenta otras maneras de deshacerse de las calorías. Pero podría intentar limitar la cantidad de comida que come entre los atracones. El trastorno alimentario compulsivo a veces se llama comer en exceso compulsivamente.
Algunas personas que se dan atracones tienen un peso normal. Pero, con el tiempo, muchas personas que tienen un trastorno alimentario compulsivo aumentan de peso y tienen problemas por ser obesas. A menudo, las personas con trastorno alimentario compulsivo también tienen depresión, ansiedad u otros problemas emocionales.
Tener un trastorno alimentario no es una señal de debilidad ni un defecto de carácter. Tampoco es algo que usted pueda superar simplemente con fuerza de voluntad. Muchas personas luchan contra los trastornos de la alimentación durante mucho tiempo. Algunas personas intentan mantenerlo en secreto o niegan que tienen un problema. En la mayoría de los casos, se necesita tratamiento para mejorar. Si usted tiene un trastorno alimentario compulsivo, el tratamiento puede prevenir problemas de salud, ayudarle a sentirse mejor consigo mismo y mejorar su calidad de vida.
¿Cuál es la causa del trastorno alimentario compulsivo?
Los expertos no están seguros de cuál es la causa del trastorno alimentario compulsivo pero, aparentemente, es hereditario. Las actitudes culturales acerca de la forma y del peso del cuerpo podrían también cumplir una función. La ansiedad, la depresión o el estrés pueden provocar que algunas personas se den atracones.
¿Cuáles son los síntomas?
Cada tanto, la mayoría de la gente siente que ha comido más de lo que debería. Pero comer demasiado de vez en cuando no significa que usted tiene un trastorno alimentario compulsivo. Si tiene un trastorno alimentario compulsivo, es posible que usted:
  • Coma demasiado en un período corto (menos de 2 horas) en forma regular.
  • Coma cuando no tiene hambre.
  • Coma por motivos emocionales, como estar triste, enojado, solo o aburrido.
  • Sienta que no puede parar de comer.
  • Coma más rápido de lo normal cuando se da atracones.
  • Coma tanto que se siente lleno de forma dolorosa.
  • Se sienta desdichado, disgustado, culpable o deprimido después de darse un atracón.
  • Coma solo debido a que se siente avergonzado por la cantidad que come.
Aun si no tiene todos los síntomas del trastorno alimentario compulsivo, tener incluso algunos síntomas puede ser una señal de un problema que necesita tratamiento. Es importante obtener ayuda de inmediato si usted o alguien que usted conoce tiene alguno de estos síntomas.
¿Cómo se diagnostica el trastorno alimentario compulsivo?
Un médico puede averiguar si usted tiene un trastorno alimentario compulsivo haciendo preguntas acerca de sus hábitos alimentarios y sus antecedentes de salud. Su médico también podría hacer preguntas acerca de su salud mental y de lo que siente con respecto a la comida y de la forma de su cuerpo. Si usted tiene sobrepeso, el médico también podría realizar un examen físico para excluir cualquier problema causado por la obesidad.
¿Cómo se trata?
El tratamiento para el trastorno alimentario compulsivo incluye recibir asesoría psicológica y tomar medicamentos. Es posible que necesite tratamiento durante mucho tiempo para recuperarse por completo. También es posible que necesite tratamiento para otros problemas que a menudo ocurren con el trastorno alimentario compulsivo. Estos problemas pueden incluir trastorno bipolar, depresión, trastornos de ansiedad, obesidad o problemas por tener sobrepeso.
¿Quiénes tienen trastorno alimentario compulsivo?
La mayoría de las veces, el trastorno alimentario compulsivo comienza hacia el final de la adolescencia o en los primeros años de la adultez, pero también puede comenzar más tarde en la adultez. Es más común en mujeres que en hombres.
El trastorno alimentario compulsivo puede desencadenarse por hacer dieta, tener depresión o tener ansiedad. Incluso puede comenzar debido al aburrimiento o al estrés, que luego se alivia dándose atracones. Su riesgo de darse atracones aumenta si:
  • Usted o sus padres tienen sobrepeso.
  • Usted o sus padres han tenido depresión o síntomas de depresión.
  • Usted tiene una mala imagen del cuerpo, que significa que a usted no le gusta el aspecto de su cuerpo.
  • A usted le dijeron cosas negativas sobre su peso, sus hábitos alimentarios o el aspecto de su cuerpo.









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