TRASTORNOS ALIMENTICIOS
Saludos, estudiantes
Comparto información que tomé de otras páginas para facilitarles su búsqueda, de los trastornos alimenticios menos difundidos. Por ello, de anorexia y bulimia solo consideré imágenes.
Al final agregué los enlaces de donde extraje la información. Éxitos en su trabajos académicos...
Permarexia
No existe casi
nadie que -al intentar una dieta- no haya contado cada caloría que tenía el
alimento que se llevaba a la boca. 56 la manzana, 100 el plátano, 22 la sandía.
Ahora, vivirse la vida en ello parece ser una adicción tan importante como la
adicción a la comida. Aunque no está dentro de los trastornos alimentarios
reconocidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
(DSM-5), la permarexia está siendo considerada por los expertos como un pre
trastorno alimentario. Así lo señala el psicólogo de Clínica Santa María, Raúl
Carvajal. “Efectivamente, es una preocupación en las consultas porque hay
personas que están manifestando una cierta obsesión por controlar en detalle lo
que comen en términos calóricos porque piensan que todo engorda”, explica. La
permarexia está definida como la preocupación obsesiva de contar las calorías,
saber cuántas tienen cada alimento y elucubrar cómo quemarlas, sin que la
mayoría de las veces, se llegue a concretarlo.
Cualquier
persona que quiera mantenerse en un peso saludable tiene que tener una conducta
efectiva y acceder a una pauta de alimentación saludable donde los ejercicios
son parte de la dieta. Pero ojo, que no hay que considerarse permaréxica por
preocuparse de las colorías, ya que el pre trastorno se “diagnosticaría” cuando
las características descritas llegan a extremos obsesivos y límites.
Vigorexia:
Obsesión por un cuerpo musculoso
En 1993, el psiquiatra estadounidense
Harrison G. Pope acuñó el término vigorexia, conocido como una obsesión
por tener un cuerpo musculoso. La sociedad está cambiando muy deprisa y con
ello los problemas de la población. Algunos de estos cambios desfavorables
implican la aparición de nuevos trastornos, como la vigorexia y la ortorexia
(preocupación excesiva por ingerir sólo alimentos «sanos»).
Es un trastorno mental no
estrictamente alimentario, que se conoce también como complejo de Adonis. Las
personas que sufren vigorexia tienen una obsesión tan grande por verse
musculosas que se miran todo el rato en el espejo y nunca están satisfechas.
Este sobredimensionado culto al cuerpo se manifiesta por una práctica excesiva
del deporte, provocada por una obsesiva preocupación por el aspecto físico, y
tiene como meta principal la obtención de una mayor masa muscular. Así, además
del ejercicio, también modifican su alimentación, supeditándola a la
consecución de sus objetivos. Todo ello les lleva a suprimir las grasas de la
alimentación y a consumir proteínas e hidratos de carbono en exceso, con
consecuencias negativas para la salud.
La vigorexia afecta sobre todo los
hombres, aunque también puede darse en mujeres. La práctica de deporte moderado
resulta muy saludable para el organismo. Sin embargo, los afectados por la
vigorexia muestran una preocupación excesiva por el aspecto físico que conlleva
que la musculación a través de una actividad física pase de ser un objetivo
saludable a un desorden emocional elevado a la categoría de obsesión. Esta
ansia por adquirir a toda costa una apariencia atlética puede llevar al consumo
de sustancias perjudiciales para el organismo. Las consecuencias de este t
rastorno tienen reflejo en la salud y en la conducta social de los que lo
sufren.
Podría decirse que quien sufre de
vigorexia es una persona insatisfecha con su propio cuerpo que se ve demasiado
delgada y busca con el ejercicio adquirir el volumen deseado. Además de la
práctica desmesurada de ejercicio, esta alteración da lugar (por una serie de
reacciones que se dan en nuestro organismo en el que están involucradas
hormonas y neurotransmisores) a un proceso de dependencia de la realización de
ejercicio físico.
Ortorexia:
Cuando la obsesión por comer sano se
convierte en un problema
La Ortorexia es una enfermedad
relacionada con los trastornos del comportamiento alimentario. La diferencia de
la ortorexia con los otros trastornos alimentarios está en que, mientras en la
anorexia y la bulimia el problema gira en torno a la cantidad de comida, en la
ortorexia gira en torno a la calidad.
Se entiende por ortorexia la obsesión
patológica por la comida biológicamente pura. Las víctimas de esta enfermedad
sufren una preocupación excesiva por la comida sana, convirtiéndose en el
principal objetivo de su vida. Podríamos decir que es un comportamiento
obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación de qué comer y la
transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer, el
cual hace que los afectados tengan "un menú en lugar de una vida».
Para que podamos realizar un
diagnóstico de Ortorexia deben darse los siguientes criterios:
- Pasa más de 3 horas al día pensando en su
dieta sana
- Obsesión desordenada para comer alimentos
sanos (naturales).
- Excluye de la alimentación carne, grasas
y alimentos tratados con herbicidas o pesticidas.
- Se preocupa más de la calidad de los
alimentos que del placer de comerlos.
- A medida que aumenta la psicocalidad de
su alimentación disminuye su calidad de vida.
- Nunca se salta la dieta, ni siquiera en
ocasiones especiales y si lo hace se siente culpable.
- Planifica hoy lo que comerá mañana.
- Su manera de comer lo aísla socialmente.
Estos son algunos de los criterios
para diagnosticar al paciente que padece de ortorexia. Los síntomas de la
enfermedad van desde la depresión, ansiedad, hipocondrías, hipervitaminosis o
en su defecto hipovitaminosis y en fases avanzadas trastornos obsesivos
compulsivos respecto la alimentación.
Consecuencias: Esta patología puede
tener graves efectos sobre la salud. Por ejemplo, la supresión de grasas puede
comprometer la ingesta de vitaminas liposolubles y ácidos grasos, ambos
imprescindibles para el organismo. Sin carne, los niveles de hierro se
desploman y, aunque los vegetales también aportan proteínas, son de calidad
inferior.
También puede conllevar carencias
nutricionales si el ortoréxico no sustituye los alimentos que rechaza por otros
que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales. Esto se traduce en
anemia, falta de vitaminas o de oligoelementos, y/o falta de energía.
Además, no sólo constituye un mal a
nivel físico. A nivel psicológico también produce un trastorno que en la
mayoría de los casos debe ser tratado por un especialista.
Tratamiento: Al igual que la anorexia,
la bulimia y todos los trastornos alimentarios, es más costosa la recuperación
psicológica que la física, ya que se deben eliminar todas las conductas que el
ortoréxico ha ido adoptando a lo largo de un periodo de tiempo bastante extenso.
La
sadorexia
Es un trastorno alimenticio poco conocido, ya que se trata de
una evolución de la anorexia tradicional. Es lo que se llama un trastorno
alimenticio de segunda generación y que debemos tener presente, pues es mucho
más serio que la anorexia en sí misma, pues mezcla los síntomas de ésta con
el auto
maltrato físico de las personas enfermas. Es necesario que
conozcamos lo que este trastorno alimenticio puede hacer en nosotros.
Como su nombre indica, la sadorexia mezcla la anorexia
con el sadomasoquismo, es decir, no comer con el maltrato
físico. Esta enfermedad conjuga a la perfección comportamientos propios de la
anorexia y la bulimia, como no comer, provocarse el vómito… Junto a esto lo que
los enfermos suelen hacer es provocarse dolor mediante autolesiones que
llevan a cabo en su propio cuerpo para evitar así las ganas de comer. El
castigo físico es una manera de acabar con la ansiedad que causan las ganas de
comer. De esta manera lo que se consigue es acabar con el hambre que causa la
falta de alimento, y así adelgazar mucho más deprisa.
Es el punto más extremo de la anorexia, y las personas
que la padecen suelen alcanzar una delgadez máxima que las
deja sin fuerza para poder enfrentarse al día a día y dañar así gravemente el
organismo de las personas afectadas por este trastorno. Las personas que
padecen algún trastorno alimenticio por lo general suelen tener muy baja
autoestima y sensación de no tener el control sobre su vida. Por este motivo
recurren a controlar la alimentación, que es la única vía de escape. En el caso
de la sadorexia esta sensación de control sobre el propio cuerpo es mayor, ya
que las autolesiones hacen a los enfermos sentir menos ansiedad.
Es importante que tengamos en cuenta la existencia de este
trastorno, ya que están aumentando los casos de personas que se maltratan
físicamente para desviar la atención del hambre y así
evitar comer para mantenerse delgados. Como en todo trastorno alimenticio, la
sadorexia requiere de un tratamiento psicológico para hacer que esas personas
dejen de maltratarse a sí mismas y vuelvan a dotar a su cuerpo de los
nutrientes necesarios para poder vivir
Drunkorexia:
Es un problema que afecta sobre todo a
los adolescentes y jóvenes, que beben alcohol para conseguir la
aceptación de los demás y se sienten obligados a mantenerse delgados
por la misma razón: en nuestra sociedad, y especialmente en esas edades,
la obesidad es vista como una debilidad personal que
descalifica a quien la padece y lleva a la marginación.
La drunkorexia –vocablo derivado del
inglés drunk, ‘borracho’; y el término orexia,
‘apetito’– tiene consecuencias que van más allá de lo psicológico.
Los especialistas señalan que la también llamada alcohorexia o ebriorexia es
grave entre las mujeres, que sufren más presión para mantenerse esbeltas.
Sus hígados necesitan menos alcohol que los masculinos para deteriorarse:con
un 60 % menos pueden sufrir las mismas cardiopatías relacionadas
con la bebida que los varones.
La drunkorexia es un nuevo trastorno
alimenticio que consiste en dejar de comer para poder beber licor sin que se
pueda subir de peso. Esta enfermedad mezcla la anorexia y el alcoholismo, ya
que la persona reemplaza los alimentos por las bebidas alcohólicas.
Las más propensas a sufrir este
trastorno son las mujeres, ya que en su búsqueda de no ganar peso pero sí de
disfrutar de las fiestas, dejan de comer para no acumular tantas calorías.
Según el doctor Adelardo Caballero,
director del Instituto de Obesidad de España, esta enfermedad puede causar
graves daños en el hígado. Asimismo, son más propensas a sufrir problemas de
cardiopatía.
Es recomendable estar atentos a
algunos síntomas como: el mal carácter, la pérdida notable de peso, el
deterioro físico, entre otros.
La potomanía
Es un trastorno alimentario no
especificado (TANE) que se define como el deseo de beber grandes
cantidades de líquido, generalmente agua, de manera compulsiva y sin que
exista una sensación previa de sed. También se denomina polidipsia
psicogénica.
Esta ingesta masiva proporciona a la
persona afectada una sensación placentera, por lo que puede llegar a ingerir
entre 8 y 15 litros de agua, dependiendo de la gravedad del caso.
Beber más de dos o tres litros de agua
diarios deja de ser beneficioso para el organismo y resulta nocivo para la
salud, porque puede alterar el correcto funcionamiento de los riñones y la
composición de la sangre (que debe contener un 8% de agua), y pone en peligro
el equilibrio de fluidos y electrolitos dentro del organismo.
Causas de la potomanía
El hipotálamo es una región cerebral
que, entre otras funciones, es responsable de que se mantenga la cantidad de
agua necesaria para el organismo y de advertir de la falta de líquido emitiendo
la señal de la sed. Una alteración en el mecanismo de funcionamiento del
hipotálamo podría provocar episodios de potomanía (potomanía neurológica), pero
los expertos coinciden en que esto es sumamente extraño, por lo que asocian el
trastorno con un desequilibrio psiquiátrico y es que, en general, los
trastornos alimentarios están relacionados con problemas psicológicos y
desórdenes de la personalidad.
Existen diversos factores de riesgo
que pueden influir en la aparición de este trastorno:
- Ciertas enfermedades mentales, como
trastornos de la personalidad, cuadros delirantes y síntomas histéricos.
- Enfermedad renal crónica.
- Desórdenes orgánicos o patologías
hormonales (como la diabetes mellitus, uno de cuyos síntomas es,
precisamente, la polidipsia o exceso de sed).
- Padecer anorexia nerviosa. En este
caso el afectado bebe gran cantidad de agua, bien con el objetivo de
saciarse sin ingerir calorías, o bien para incrementar el peso corporal
justo antes de acudir al especialista para pesarse y, de este modo,
engañar al profesional.
- Uso de medicamentos, como
antiinflamatorios no esteroideos, diuréticos tiazídicos y litio, que
interfieren con la función del riñón, y fármacos anticolinérgicos, que
provocan sequedad de boca, entre otros.
- Alteraciones en el funcionamiento del
hipotálamo.
La ortorexia:
Es un trastorno del comportamiento alimentario que
consiste en la obsesión por consumir alimentos que el afectado
considera saludables,
rechazando todos aquellos que no pueden incluirse en esta categoría desde su
punto de vista.
·
En un principio, la ortorexia puede parecer que se
trata de un comportamiento adecuado (comer sólo productos sanos y naturales), y
que va a resultar beneficioso para el organismo del que lo practica. Sin
embargo, puede convertirse en un serio problema y ocasionar graves
repercusiones, tanto sobre la calidad de vida como sobre la salud.
·
¿A quién afecta la ortorexia?
·
Cualquiera puede desarrollar esta inclinación
patológica, aunque las personas más vulnerables son aquellas muy exigentes
consigo mismas y con los demás, con un carácter recto y estricto, a las que les
gusta planificar y llevar un control exhaustivo sobre su vida y sus actividades
cotidianas.
También son más propensas las mujeres
y los jóvenes y, en general, todos aquellos excesivamente preocupados por su
físico, ya que la decisión de ingerir “sólo alimentos sanos” está asociada a
conseguir y mantener una buena imagen corporal. Este deseo de alcanzar la
belleza física a través de la dieta recuerda a otros trastornos de la conducta
alimentaria como la anorexia y la bulimia.
Las personas que padecen un trastorno
obsesivo-compulsivo en algún grado, así como aquellas que han sufrido anorexia
nerviosa, tienen también más posibilidades de caer en la ortorexia.
Los deportistas constituyen otro grupo
de riesgo debido a que cuidan especialmente su alimentación, o la adaptan a su
tipo de entrenamiento, de forma que terminan por consumir únicamente aquellos
alimentos que consideran adecuados para fortalecer sus músculos o mejorar su
rendimiento físico.
La pregorexia
Es un trastorno alimentario que afecta
a las mujeres embarazadas que quieren mantener su peso corporal. Se puede
incurrir en la restricción de calorías y nutrientes, la realización de
ejercicio extremo y la combinación de atracones y purgas. Víctor Martín, jefe
de la Unidad de Ginecología y Obstetricia de Hospital Quirón de Valencia,
explica que “es un término procedente del inglés, de la palabra pregnancy y anorexia”.
“Es frecuente que la gestante que
desarrolla pregorexia tenga previamente algún tipo de trastorno alimentario,
pero igualmente puede desarrollarse en mujeres sin ningún antecedente previo”.
No obstante, aunque el 30 por
ciento de las mujeres no se nutren lo suficiente durante el embarazo, “eso
no quiere decir que sea debido a la pregorexia. De hecho, solo una minoría de
las mujeres embarazadas se ven afectadas por este desorden de la alimentación”,
afirma el ginecólogo.
Además, según los expertos, las
mujeres que han sufrido trastornos de la alimentación en el pasado son más
propensas a sufrir pregorexia, si bien, haber padecido un trastorno de este
tipo en el pasado no es garantía de sufrir pregorexia durante el embarazo. De
hecho, “algunas mujeres superan el trastorno anterior y se aceptan tal y como
son, incluso, durante el periodo de gestación”, señala Martín.
Qué consecuencias tiene la pregorexia
De cualquier modo, las mujeres que lo
padecen pueden sufrir problemas, tanto ellas como el feto. En el caso de las
embarazadas, Martín advierte que pueden tener:
- Hipertensión.
- Disminución en el volumen de líquido
amniótico.
- Desnutrición.
- Descalcificación ósea.
- Piel seca, agrietada y deshidratada.
- Bradicardia y arritmias.
- Baja producción de leche materna.
- Desprendimiento placentario.
El bebé, por su parte, se puede ver
afectado de las siguientes maneras:
- Parto prematuro.
- Aumento de la probabilidad de
complicaciones durante el parto.
- Aumento de la probabilidad de
fallecimiento del bebé durante el primer mes de vida.
- Bajo peso.
- Bajos valores de Apgar al nacer.
- Aumento de la probabilidad de retraso
mental.
- Insuficiencia respiratoria.
- Alteraciones neurológicas.
- Déficit de atención con hiperactividad.
Además de todos ello, Martín revela
que investigaciones realizadas a hijos de mujeres que han manifestado la
enfermedad concluyen que poseen un coeficiente intelectual más bajo, sus
cabezas son más pequeñas y sufren una serie de impedimentos emocionales y
fisiológicos durante su vida.
Por qué se da este problema
El origen del problema se debe a
factores psicológicos, biológicos e interpersonales que predisponen en una
persona el desarrollo de un trastorno de este tipo.
“La principal causa de este trastorno
es la presión social que existe sobre los patrones estéticos, y la excesiva
intoxicación por parte de los medios de comunicación, que bombardean
constantemente con anuncios sobre el cuerpo 10. Es habitual
encontrar en las revistas, reportajes de mujeres famosas que se mantienen en forma
durante el embarazo y tras el parto”, destaca Martín.
Los síntomas que sufren estas mujeres
son los indicados por el ginecólogo:
- Poca ganancia o pérdida de peso durante
el embarazo.
- Restricción de la mayoría de grupos de
alimentos.
- Sentimientos de miedo excesivo o ansiedad por la ganancia de
peso.
- Exceso de ejercicio para no ganar peso.
- Inducción al vómito tras las comidas.
- Fatiga excesiva.
- Mareos o dolores de cabeza
- Evitar comidas para no engordar.
- Dificultad en la concentración.
- Obsesión por la reducción de peso.
Soluciones
Al tratarse de una enfermedad de base
psiquiátrica, para el tratamiento de la pregorexia es necesario un equipo
multidisciplinar especializado en este tipo de alteraciones que incluya un
psiquiatra, obstetra, psicólogo, dietista-nutricionista y enfermero.
También “es importante intentar normalizar
las horas de las comidas y crear un ambiente relajado y distendido
durante las mismas para rebajar la tensión”, explica.
La familia no debería perder de vista
a la mujer pregoréxica, pero sin forzar o agobiar con las cantidades de los
platos o los ingredientes utilizados, ya que puede ser contraproducente y
empeorar el pronóstico.
Martín recuerda que se aconseja un
aumento de peso de al menos entre 9 y 12 kilogramos, puesto que el peso del
bebé junto con el de la placenta y el líquido amniótico corresponde a unos 7
kilogramos, más o menos.
“Los aportes diarios
recomendados son 2000 kilocalorías en el caso de una mujer con
actividad media durante el primer trimestre y entre 2250 y 2500 kilocalorías
durante el tercer trimestre de embarazo”.
Trastorno
alimentario compulsivo
Darse un atracón significa comer, en
poco tiempo, cantidades más grandes de comida de las que la mayoría de las
personas comerían en una situación similar. Una persona con este trastorno
alimentario se da atracones en forma regular durante varios meses. Cuando usted
se da atracones, podría sentir que no puede controlar lo que come y luego
podría sentirse infeliz por ello.
El trastorno alimentario compulsivo no
es lo mismo que la bulimia. A diferencia de la bulimia, si usted tiene un
trastorno alimentario compulsivo, no vomita ni intenta otras maneras de
deshacerse de las calorías. Pero podría intentar limitar la cantidad de comida
que come entre los atracones. El trastorno alimentario compulsivo a veces se
llama comer en exceso compulsivamente.
Algunas personas que se dan atracones
tienen un peso normal. Pero, con el tiempo, muchas personas que tienen un
trastorno alimentario compulsivo aumentan de peso y tienen problemas por
ser obesas. A menudo, las personas con trastorno alimentario compulsivo
también tienen depresión, ansiedad u otros problemas emocionales.
Tener un trastorno alimentario no es
una señal de debilidad ni un defecto de carácter. Tampoco es algo que usted
pueda superar simplemente con fuerza de voluntad. Muchas personas luchan contra
los trastornos de la alimentación durante mucho tiempo. Algunas personas
intentan mantenerlo en secreto o niegan que tienen un problema. En la mayoría
de los casos, se necesita tratamiento para mejorar. Si usted tiene un trastorno
alimentario compulsivo, el tratamiento puede prevenir problemas de salud,
ayudarle a sentirse mejor consigo mismo y mejorar su calidad de vida.
¿Cuál es la causa
del trastorno alimentario compulsivo?
Los expertos no están seguros de cuál
es la causa del trastorno alimentario compulsivo pero, aparentemente, es
hereditario. Las actitudes culturales acerca de la forma y del peso del cuerpo
podrían también cumplir una función. La ansiedad, la depresión o el estrés
pueden provocar que algunas personas se den atracones.
¿Cuáles son los
síntomas?
Cada tanto, la mayoría de la gente
siente que ha comido más de lo que debería. Pero comer demasiado de vez en
cuando no significa que usted tiene un trastorno alimentario compulsivo. Si
tiene un trastorno alimentario compulsivo, es posible que usted:
- Coma demasiado en un período corto (menos
de 2 horas) en forma regular.
- Coma cuando no tiene hambre.
- Coma por motivos emocionales, como estar
triste, enojado, solo o aburrido.
- Sienta que no puede parar de comer.
- Coma más rápido de lo normal cuando se da
atracones.
- Coma tanto que se siente lleno de forma
dolorosa.
- Se sienta desdichado, disgustado,
culpable o deprimido después de darse un atracón.
- Coma solo debido a que se siente
avergonzado por la cantidad que come.
Aun si no tiene todos los síntomas del
trastorno alimentario compulsivo, tener incluso algunos síntomas puede ser una
señal de un problema que necesita tratamiento. Es importante obtener ayuda de
inmediato si usted o alguien que usted conoce tiene alguno de estos síntomas.
¿Cómo se
diagnostica el trastorno alimentario compulsivo?
Un médico puede averiguar si usted
tiene un trastorno alimentario compulsivo haciendo preguntas acerca de sus
hábitos alimentarios y sus antecedentes de salud. Su médico también podría
hacer preguntas acerca de su salud mental y de lo que siente con respecto a la
comida y de la forma de su cuerpo. Si usted tiene sobrepeso, el médico también
podría realizar un examen físico para excluir cualquier problema causado por la
obesidad.
¿Cómo se trata?
El tratamiento para el trastorno
alimentario compulsivo incluye recibir asesoría psicológica y tomar
medicamentos. Es posible que necesite tratamiento durante mucho tiempo para
recuperarse por completo. También es posible que necesite tratamiento para
otros problemas que a menudo ocurren con el trastorno alimentario compulsivo.
Estos problemas pueden incluir trastorno bipolar, depresión, trastornos de
ansiedad, obesidad o problemas por tener sobrepeso.
¿Quiénes tienen
trastorno alimentario compulsivo?
La mayoría de las veces, el trastorno
alimentario compulsivo comienza hacia el final de la adolescencia o en los
primeros años de la adultez, pero también puede comenzar más tarde en la
adultez. Es más común en mujeres que en hombres.
El trastorno alimentario compulsivo
puede desencadenarse por hacer dieta, tener depresión o tener ansiedad. Incluso
puede comenzar debido al aburrimiento o al estrés, que luego se alivia dándose
atracones. Su riesgo de darse atracones aumenta si:
- Usted o sus padres tienen sobrepeso.
- Usted o sus padres han tenido depresión o
síntomas de depresión.
- Usted tiene una mala imagen del cuerpo,
que significa que a usted no le gusta el aspecto de su cuerpo.
- A usted le dijeron cosas negativas sobre
su peso, sus hábitos alimentarios o el aspecto de su cuerpo.